En La Paloma Barrio de Mar concebimos la urbanización como una herramienta para transformar la forma en que vivimos. Desde su diseño inicial, buscamos innovar para mejorar la calidad de vida de quienes elegimos vivir aquí. Al mismo tiempo, reconocemos que vivimos en un contexto global marcado por el aumento del costo de vida y la escasez de recursos, por lo cual consideramos importante generar herramientas para afrontar estos desafíos venideros.

Mientras los gastos comunes de los barrios privados tradicionales en Argentina no paran de crecer, en La Paloma buscamos alternativas sustentables que aporten valor a la biodiversidad y, al mismo tiempo, potencial económico para la comunidad. Por eso incorporamos desde el inicio del proyecto iniciativas productivas que podrían, a futuro y bien gestionadas, ayudar a reducir las expensas y generar autonomía para el barrio.

Uno de los pilares de este enfoque es el plan de forestación, priorizando especies nativas y exóticas no invasoras, seleccionadas por su adaptación al ambiente costero y su potencial ecológico. Dentro de este plan, se destaca un proyecto pionero: la plantación de robles inoculados con trufa negra (Tuber melanosporum).

Truficultura: una sinergia entre biodiversidad y economía futura

En uno de los sectores del barrio, estamos dando origen a un bosque de robles cuyos sistemas radiculares fueron inoculados con trufa negra, uno de los hongos más codiciados del mundo gastronómico. Esta técnica, conocida como truficultura, permite que en el subsuelo del bosque se desarrolle una simbiosis micorrícica natural entre los árboles y el micelio de la trufa.

La inoculación fue realizada por Trufalab, un vivero especializado ubicado en Espartillar, Provincia de Buenos Aires, fundado en 2023. Este equipo de profesionales produce plantas micorrizadas bajo condiciones controladas y con seguimiento externo para asegurar altos niveles de éxito en la simbiosis. Desde la siembra de bellotas, cada planta es acompañada hasta alcanzar el desarrollo ideal tanto del árbol como del hongo.

Para garantizar el éxito de este tipo de cultivo, se evalúa previamente la prefactibilidad del terreno mediante análisis de suelo (especialmente pH entre 7,5 y 8,0) y calidad del agua disponible. Las condiciones climáticas de nuestra región, afortunadamente, son favorables para el desarrollo de trufas.

Un bosque con potencial productivo

Aunque su aprovechamiento económico dependerá del manejo futuro y las decisiones colectivas de los vecinos del barrio, desde hoy sembramos las bases para un modelo de urbanización que contemple economías circulares locales. La truficultura, si se desarrolla con responsabilidad, podría representar un ingreso extraordinario para el barrio y sus habitantes.

Este tipo de decisiones muestran cómo se puede proyectar más allá del loteo tradicional, pensando en el futuro del ecosistema y también en la posibilidad de generar valor colectivo.

En La Paloma Barrio de Mar creemos que la planificación consciente y el vínculo con la tierra pueden dar forma a un nuevo modo de habitar: más sustentable, más colectivo y más resiliente. No se trata de aislarnos en una burbuja perfecta, sino de prepararnos con inteligencia, creatividad y sentido comunitario para afrontar los desafíos que vendrán, mientras construimos un entorno más saludable y lleno de oportunidades para nuestras familias y futuras generaciones.